
Érase una vez una gallina llamada Lola, que quería tener pollitos, así que cuando se hizo lo suficientemente mayor comenzó a poner huevos.
todos los días ponía 3 o 4 huevos, y todos los días el granjero se llevaba sus huevos.Lola estaba desesperada, porque claro, ella quería empollar sus huevos para que salieran pollitos. Así que un día decidió engañar al granjero y poner un huevo en un rincón del gallinero.
y cuando el granjero recogía los huevos de la mañana se iba corriendo a incubar su huevo para que saliera su pollito.
Se pasaba los días encima de su huevo, pero nada, no parecía que fuera a salir ningún pollito.Un día, en que Lola estaba empollando su huevito ya desesperada... pasó por allí una paloma que le preguntó : ¿qué haces ahí, fuera del gallinero, empollando?
- Pues incubando mi huevo porque quiero tener un pollito- dijo Lola orgullosa.
- ¿Y por qué no lo haces en el gallinero? - le preguntó la paloma curiosa.
- Porque el granjero se lleva todos los días los huevos que pongo y he escondido este para mi.
La paloma la miró sorprendida y le dijo: - ¿entonces te has traido un huevo así , sin más?
- Claro- dijo Lola- ¿qué más necesito para tener un pollito?
La Paloma empezó a reirse y no podía parar, tanto se rió que se cayó del árbol y seguía riendo y riendo.
Lola se enfadó mucho, no le gustaba que se rieran de ella de esa forma. así que se acurrucó y cerró los ojos haciéndose la sorda para no oir a la paloma.
Pasó por allí un caballo y le preguntó lo mismo, y también se rió de Lola
Lola comenzó a ponerse triste, no entendía por qué a todo el mundo le parecía tan gracioso que ella quisiera tener un pollito, y para colmo su huevo no parecía que fuera a abrirse... comenzó a ponerse blando... Lola estaba un poquito desesperada. Todos los días volvía al gallinero y todos los días esperaba que el granjero se llevara sus huevos para salir corriendo a cuidar a su pollito... y su huevo parecía que cada día estaba más blando...
Hasta que un día su huevo se rompió y olía faltal ... Lola no se lo podía creer, se puso muy triste y se marchó al gallinero.
tan triste estaba que no ponía ni un huevo.Ocurrió que un día llegó al gallinero un Gallo

Era grande, de muchos colores y muy guapo. A Lola le pareció un príncipe.
El gallo se llamaba Pepe, y en cuanto vió a Lola tan triste y tan buena no pudo evitar acercarse a ella y preguntarle qué le ocurría.
Lola le contó lo que le había pasado y Pepe no se rió, la miró con ternura y le dijo que él la ayudaría, porque para que los huevos de una gallina puedan tener pollitos las gallinas tienen que tener a un gallo que sea su papá.
Lola lo miró asombrada y decidió que le gustaba mucho Pepe, así que a partir de ese día siempre estuvieron juntos y todos, todos los huevos que ponía Lola tenían pollitos.